jueves, 19 de agosto de 2010

SIERRA NEVADA ULTRA TRAIL 31 julio 2010


Cuando leáis esta crónica os preguntareis que cuándo se ha dado este evento. Empezaremos por aclarar que no ha sido una carrera, sino una kedada. El amigo Emilio, de la Zubia, ha sido el motor de dicho proyecto.
La ubicación de la carrera, en pleno parque nacional y la falta de coordinación entre los ayuntamientos de las dos vertientes hacen que a estas alturas no se de una carrera de trail en uno de los lugares más impresionantes que tenemos en nuestra geografía.
Ahora, el último fin de semana de agosto, se hará el festival de montaña en Prado Llano, con un kilómetro vertical y una carrera de trail de unos 12 o 14 km. Pero dentro de la Estación de Esquí de Sierra Nevada, que no pertenece al Parque Nacional.

Desde aquí nos queremos hacer eco de las reivindicaciones de los amantes de dicho entorno, para que al igual que en otros de los parques nacionales de España, se puedan realizar aquí actividades de este tipo.

Después del pataleo pertinente, decir que el amigo Emilio consiguió juntar a cincuenta y largos corredores con representación de casi todos los rincones del territorio nacional y, para darle categoría internacional, un norteamericano afincado en Granada.
Un pequeño esbozo del recorrido: unos 67km, con 3500m de desnivel positivo y 3250 negativos. Salida desde Capileira- Mulhacén-Veleta-Pradollano- Cortijuela-Cerro Huenes-Fuente del Hervidero( La Zubia), en autosuficiencia.

Los cordubeses nos dejamos caer el viernes por la tarde-noche. El lugar de partida era en la Fuente del Hervidero, por encima de La Zubia, al pasar Cumbres Verdes.
Estuvimos oteando el terreno, porque nos quedábamos a dormir con los sacos allí mismo, decidimos que el lugar más cercano y adecuado era un pinar a unos trescientos metros del Hervidero.

Nos bajamos a La Zubia para cenar de tapeo, como es típico en
Graná. Nos recomendaron el bar El Ángel y lo cierto es que no nos engañaron. Allí nos encontramos Rafa Fernandez, Curro, Fernando Serrano, el amigo Salva (asalta cumbres) que vino desde Granada a vernos y el que suscribe. Cuando estábamos en acción apareció Rafa Argote, Alberto (escoba) y Jordi.

A las cinco y media Alberto hace sus funciones de despertador, como nos tiene acostumbrados y nos fuimos en busca del bus. Las presentaciones pertinentes y en marcha.
El bus se nos avería y tuvimos que ir a cambiarlo. Lo que nos retrasó al menos una hora. 
 
Llegamos a Capileira en la fuente del pueblo, nos colocamos las armaduras y al ataque.
La organización nos informó de la ruta a seguir y nos dividiríamos en tres grupos. Los azules empezamos rezagueros pues rápidamente empezó una vereda que se ponía bastante empinada. Llegamos a la pista que sube hacia el área recreativa de la Hoya del Portillo y en un recodo del camino donde hay un aparcamiento cogemos una acequia hacia la izquierda (la acequia baja). 
 
En la Alpujarra se conserva aún el sistema de irrigación que diseñaron los musulmanes. Algunas acequias tienen decenas de kilómetros hasta llegar a su destino, bien para consumo humano o para riego. Están hechas de tierra y pizarra.

Nos íbamos adentrando en el barranco del Poqueira buscando el refugio de dicho nombre. En un punto de la acequia teníamos que subir por una vereda para alcanzar el refugio y allí empezaron a adelantar al guía (Fali). 
 
Me uno a Jordi y a Aarón ( el americano) para subir al Mulhacén. Hacemos la ruta marcada hacia el Alto del Chorrillo por la pista que sale del refugio. Ahora con el mapa delante aprecio la vuelta que dimos buscando la cuerda que sube al Mulhacén II y al Mulhacén. Más lógico era coger dirección norte como hicieron otros compañeros. 
 
Bajamos hacia la Caldera, un espectáculo increíble en esta época del año. Aun se mantenía un nevero enorme por encima de la laguna y está congelada más de la mitad. Allí vemos a los hermanos Mateos, de Baza, reponiendo agua. No sabíamos que iban delante, seguramente subieron por la ruta hacia el norte subiendo a media ladera dejando la Caldera a su izquierda. 
 
Pasamos el nevero y desde Loma Pelada vamos buscando el Collado del Lobo. Aarón me dio un poco de agua y con Jordi compartimos un bocata. Cortitos de agua y el pan tan seco, que no conseguimos tragarnos ni la mitad cada uno. Continuamos con la esperanza de encontrar agua.
Ya casi debajo de Los Machos hay un nevero importante que había que cruzar y en la parte inferior pudimos llenar los camel. Llevaba lejía para potabilizar pero no la usamos porque fluía directamente de la nieve. Además había que  esperar la media hora de rigor para que hiciese efecto el cloro.
La climatología acompañaba, porque aunque estaba despejado, no hacía calor. En el tramo de nieve hacia el refugio de la Carihuela me quedo atrás porque las zapatillas no agarraban bien y tenía que ir despacio.
Al llegar al Veleta me uno ya con los hermanos Mateos, Jordi, Aarón y otros dos corredores que llegan después. 
 
Hasta Prado Llano no nos costó mucho trabajo encontrar el camino, aunque lo hiciéramos campo a través y bastante picados. Desde la fuente del Mirlo ( que aún no se donde está) sale la vereda hacia la Cortijuela (cerca del Trevenque). A partir de éste punto surge un acuerdo tácito para continuar todos juntos. No conocíamos la vereda y después de varios titubeos parece que acertamos en los diferentes cruces. Lo paradójico era que el único que tenía algún conocimiento de éste tramo era Aarón (el americano), manda cojines.
Ya en la Cortujuela, reponemos nuevamente agua y nos desviamos hacia la derecha para hacer el último tramo, unos 12 km, dando la vuelta al Cerro Huenes.
Debíamos dejar la pista para coger una vereda en Fuente Fría. Allí indicamos mediante palos la entrada de la vereda porque no estaba señalizada y los Mateos que venían detrás, se perderían. Aquí empieza un tramo precioso que incluso éramos capaces de apreciar a pesar del cansancio acumulado. La vereda se mete hasta el barranco, por debajo del puente de los siete ojos, y una vez en la pista para abajo hacia el Hervidero. Unas 11 horas y media de disfrute y batalla.
Entre comentarios y cervezas el grupo iba engrosando, hasta que llegó la hora de la cena, a las 11 y media de la noche. Hubo algún despiste, posiblemente en Fuente Fría, y alguno llegó hasta el Purche.
Recogimos las camisetas los que no lo hicimos por la mañana. Son muy originales, le dan un aire a la batimuuu ( batidora a pilas que ha sacado cola cao este verano), los que tienen peques seguro que la conocen.
También nos obsequió el amigo Emilio con un frasco de té de Sierra Nevada.
Aquella noche el equipo azul se desperdigó, y quedamos Fernando Serrano, Rafa Fernandez, Curro y yo, volvimos a dormir en el pinar.

La mañana siguiente, después del desayuno, se nos va Fernando. El tridente superviviente nos disponemos ha hacer la vuelta a la calma del duro día anterior. Como estamos cerca de los Cahorros de Monachil, nos damos un paseo y un poquito de “hielo líquido” en las piernas. 






 
Y por último, darle las gracias a todos los compañeros que hemos compartido esta jornada y en especial nuevamente a Emilio, impulsor y organizador del evento, sin el cual no se hubiese dado el PRIMER GRAN TRAIL SIERRA NEVADA.

Eso eso eso,   eso es todo, amigos.
Saludos traileros.
Jes.




miércoles, 18 de agosto de 2010

Los tarahumara

LEADVILLE TRAIL 1.993: Nace un mito que ha dado la vuelta al mundo. Se trata de la leyenda de los Tarahumara: Los mejores corredores de distancia en montaña del planeta.
*Victoriano y Cirrildo llegando al km 60 de la Leadville Trail run 1.993.
Ese año, tres pequeños y discretos indios mejicanos, (Victoriano, Cirrildo y Manuel) descendientes de los mensajeros aztecas, llegan a Colorado a correr para  remediar la hambruna de su tribu. Buscan un premio que les permita regresar con comida para todos. Es la segunda visita de los tarahumaras, tras un doloroso aprendizaje de las reglas de la carrera en 1992. Rodeados por el último grito en lycras, coolmax y calzado técnico, no quisieron renunciar a usar su propio material: Blusas y bandana de algodón tintado al cuerpo. Como calzado, sus huaraches. Sandalias con suela de neumático usado, atadas al pie por tiras de cuero.
¿Es una goma especial? No mucho. Tiras raspadas de los primeros que encontraron en el vertedero de Leadville al llegar. Las recortaron a su gusto allí mismo. Auténtico calzado personalizado de trail running.
La carrera arrancó, y el público no podía creer lo que estaba ocurriendo. Poco a poco, los más grandes ultramaratonianos de América veían a los pequeños raramuri sobrepasarlos flotando sobre sus sandalias. Victoriano, a sus 55 años ganó la carrera, con Cirrildo  de 38 segundo y Manuel quinto. Aplastante.
Ese año se comió y se bebió como nunca en la Quebrada del Cobre mejicana.
LEADVILLE TRAIL 1994. Nacía la versión de las cien millas para mountain bike. Triunfó desde el principio.  Hoy es la más grande carrera de Norteamérica sin discusión. Iconos como Tinker Juarez, Floyd Landis o el propio Lance Armstrong dan lo mejor de sí mismos cada año en Colorado.
Pero fue la carrera a pie de ese año, 1.994, la que hizo historia para siempre: Por tercer año volvían los tarahumara a las Rocosas. La tribu, orgullosa de los suyos, se esforzó y envió -esta vez sí- a sus mejores cinco corredores, todos en la flor de la edad. Jóvenes capaces de recorrer 250km sin descanso.  ¿Podría algun ultramaratoniano gringo aguantar su ritmo en las pistas?
Ningún hombre de hierro se presentó como aspirante. Sí lo hizo una mujer, Ann Trason.
Probablemente la mejor corredora de larga distancia en montaña de la historia, capaz de retar zancada a zancada al mejor de los ultreros norteamericanos hasta entonces. Aquel desafío derivó en una de las más hemosas carreras de montaña de la historia….pero merece un capítulo aparte.
Leadville ya no sería nunca más una vieja ciudad minera, abandonada y oxidada. El pueblo más alto de Norteamérica era ahora, para el mundo entero, el hogar de una de las más hermosas aventuras que se pueden vivir en las montañas, a pie o en bicicleta.
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